lunes, 27 de julio de 2015


          ADICCIONES Y CONSECUENCIAS


La droga, imparable: ya hay dos generaciones de adictos en Catamarca

La subsecretaria de Salud Mental y Adicciones de la provincia, Cristina Ibáñez, recalcó que a los jóvenes que sufren las adicciones hay que darles 'posibilidades de trabajo' para recuperarlos.

La droga, imparable: ya hay dos generaciones de adictos en Catamarca
TRATAMIENTO. EL ÉXITO EN EL TRATAMIENTO DE LAS ADICCIONES DEPENDE DE LA MEJORÍA DEL ENTORNO FAMILIAR.

Adolescentes que consumen drogas de todo tipo, desde pegamentos, psicofármacos, marihuana y hasta aspiran nafta para estimularse. Chicos con menos de 10 años, que llegan al Hospital de Niños con crisis de abstinencia porque, ya a esa edad, toman drogas. Jóvenes que se inician en el camino hacia el delito empujados por la necesidad de conseguir dinero con el cual comprarse pastillas, alcohol, o lo que sea para estimularse. Y que luego reinciden sistemáticamente en un círculo viciado, desde el comienzo, en el delito y la droga.
Esta realidad es la que se presenta en la actualidad en la provincia de Catamarca, frente a lo que ya es un drama que, lamentablemente, todavía las autoridades gubernamentales no pueden contener.
La subsecretaria de Salud Mental y Adicciones del ministerio de Salud de la provincia, Cristina Ibáñez, describió esta realidad con la dureza propia de quien hace más de una década observa el avance sostenido (pero nunca lo suficientemente contenido) de las adicciones en los jóvenes, en los adolescentes y en los niños.
"En este momento -expresó la funcionaria de Salud- todos como sociedad nos tenemos que preguntar qué hicimos por esta situación. El consumo de las drogas está instalado en la provincia desde hace años. Estamos asistiendo ya a la segunda generación de adictos, es decir, hay dos generaciones de adictos en la provincia. Esto es hablar de 20 años de avance de las drogas".
Para que quede tan claro como esta descripción, Ibáñez agregó que "en la provincia, la droga no transita. La droga pasa y se queda".
La funcionaria responsable del área que, en este particular momento de la historia de la provincia, tiene una altísima demanda de respuestas destacó que la aplicación de la Ley de Salud Mental no es un obstáculo para contener a los adictos. Es que la norma, sancionada en 2010, propende a no internar por tiempo prolongado a quien sufre un problema vinculado a la salud mental, como las adicciones. El artículo 14 de la ley señala que "la internación es considerada como un recurso terapéutico restrictivo, y solo puede llevarse a cabo cuando aporte mayores beneficios que el resto de las intervenciones realizables en su entorno familiar, comunitario o social".
Esta postura choca con lo que las familias de los adolescentes adictos le reclaman al Estado: "por favor, enciérrenlo porque cuando vuelve a salir, se vuelve a drogar".
Ibáñez admitió que "las familias tienen derecho a cansarse de la realidad de sus hijos por las drogas. Pero no sirve de nada que la familia piense que la persona es un paquete, que se deposita en un sitio. Tienen derecho a cansarse, pero no a excluir a la persona con adicción".
La funcionaria recalcó que con el anterior sistema, el de la exclusión del entorno del adicto, la reincidencia era mucho más alta que ahora. Aún así, admitió que el mayor desafío es "trabajar con el entorno de la persona que consume. Cambiar las condiciones en las que se encuentra su propia familia, porque el entorno es vital para que el adicto se recupere. Es primordial hacer un diagnóstico social de cada caso, para intervenir con mayor éxito".
Pero Ibáñez es realista, y sabe que la realidad supera el análisis que se pueda hacer desde la subsecretaría. Reconoció en este marco, que es absolutamente necesario articular con mayor rigor y empeño el trabajo entre áreas ministeriales como Desarrollo Social, Educación y Seguridad para lograr resultados en el combate de las adicciones.

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