sábado, 28 de mayo de 2016


Los adolescentes, como blanco de un fenómeno económico, social y mortal

Escribe: Melina Repeti
La triste muerte de cinco chicos tras la fiesta electrónica Time Warp en Costa Salguero semanas atrás dejó en la sociedad toda un angustioso espasmo, el sinsabor de la tragedia evitable pero al mismo tiempo una sorpresa tibia ante lo esperable de la noticia que sacudió los medios. Esperable por lo cínico de estos tiempos en donde todo se ve y se habla pero no todo llega a donde tiene que llegar, esperable por la hipocresía de muchos que con el poder de trabajar por la salud pública o bien desde muchos ámbitos sociales comprometidos con la temática prefieren hacer la vista gorda abriéndole la puerta a un flagelo que consume la vida de jóvenes y adultos. Pero también esperable por la responsabilidad de promover el diálogo, algo que muchos padres prefieren delegar en lugar de poner sobre la mesa.
La Sociedad Argentina de Pediatría expresó a través de un comentario elaborado por el  Grupo de Trabajo de Adicciones y del Comité de Estudio Permanente del Adolescente su preocupación por lo acontecido poniendo el eje en la responsabilidad de los adultos a la hora de acompañar “la búsqueda y el cuestionamiento de los límites personales, sociales y culturales” que sin dudas son parte del proceso de construcción de la identidad de los jóvenes, resaltando que “quienes construimos estos límites culturales y los hacemos cada vez menos claros y más flexibles somos los adultos”. 
El Dr. Oscar Pereyra, médico pediatra de nuestra ciudad, dialogó con La Verdad sobre lo acontecido y expuso algunos datos más que elocuentes sobre una realidad que requiere que hilemos más finamente.
“Por sobredosis, en un año, en el país murieron 92 chicos. Casi dos por semana”, comienza hablando con las crudas estadísticas. “Si sumamos los que fallecen por alcohol, que es una droga legal o drogas ilegales, cuando salen del baile, creo que no me equivoco si digo que uno por semana. Ya llegamos a 3. Y si empezamos a conocer los chicos que mueren por paco o ese tipo de drogas en las villa miseria, que desgraciadamente no son parte de la información periodística, yo creo que no me equivoco si digo que todos los fines de semana estamos cerca de cinco muertes, como nos pasó recientemente”, aseveró el profesional.
Según Oscar Pereyra, estamos frente a un problema que nos sorprende y no debería sorprendernos. Un problema donde la muerte es moneda corriente y en muchos casos, inminente.
Las fiestas electrónicas se han incrementado en los últimos años y a ella se acompaña el consumo de drogas sintéticas que en el informe de la Sociedad Argentina de Pediatría se refiere como una combinación de música y sustancias “para sostener una movida que se prolonga en el tiempo y que modifica la sensopercepción”.
Las sustancias a las que se refiere el informe son el éxtasis (MDMA) y sus acompañantes, el L.S.D., la ketamina, el popper, el G.H.B. entre otras.
Según el doctor Pereyra, “la última estadística con respecto al aumento del consumo de drogas se da por la marihuana en un 100%, la cocaína el 300% y el éxtasis el 1500% y si uno habla con los chicos, ellos dicen ‘si, fiesta electrónica, volar, drogas sintéticas’. Mi pregunta es, ¿aumentan las fiestas electrónicas porque es la moda? ¿O la moda la están creando aquellos que venden el éxtasis para tener este crecimiento exponencial en sus ventas?”, cuestiona el profesional.
Apoyo y guía de los adultos. Son muchos los motivos que llevan a un joven a probar determinadas drogas. La búsqueda de un escape o un alivio temporal a problemas personales, familiares, la curiosidad, el deseo de experimentación, presión del grupo social, la moda, incluso la disponibilidad y el acceso a distintos tipos de drogas que se encuentran en el entorno de muchos jóvenes.
La figura parental juega un papel fundamental en la incidencia de las drogas en el mundo de los adolescentes, magnificándose toda vez que no exista una guía y buena comunicación entre padres e hijos.
Trabajo, preocupaciones, aspectos económicos de la vida, la política, todo conlleva un tiempo en nuestra cotidianeidad pero eso no debe interponerse en la relación con nuestros hijos y como dice el doctor Pereyra, “no hay que olvidarse que la cría nos necesita”.
“Los padres tienen que llegar antes que el estado, antes que la policía, antes que el que vende, llegar antes que todo”, reflexiona Pereyra. Y llegar significa estar presente, dialogar y escuchar a nuestros hijos. Lo primero que tenemos que hacer es empezar a darnos cuenta que esto nos está asolando, que la carne de cañón son estos chicos, y que de alguna manera algo tenemos que hacer porque nos está pasando por arriba”.
Cultura de la noche. Que la movida nocturna está diseñada directamente para que unos pocos obtengan alto rédito económico disfrazado en la hipotética “necesidad” de los chicos de encontrar ese espacio en la noche lejos de la mirada y del control adulto donde “por fin”, son dueños absolutos de su vida y su seguridad.
Pero cuando las cifras de la droga ganan los diarios, la preocupación que había quedado latente se hace carne otra vez.
“Los chicos fueron las víctimas. Una fiesta electrónica que gana millones”, reclama Pereyra. “Los cuidadores primarios somos los padres, nosotros tenemos que llegar a tiempo a decir ‘mirá hijo esto es una porquería’, nadie que viene en una confitería y te dice ‘¿querés probar esto?’ te va a querer beneficiar a vos”.
Y sin dudas, este negocio que es meramente económico pone en peligro las vidas de muchos jóvenes con la sola promesa del momento único de la experimentación con drogas sintéticas sin importar en qué resulte.
“Hay alguien que está ganando mucho dinero con todo esto. Y por supuesto, el dinero compra voluntades, opiniones, tapa información y de alguna manera, nunca vamos a poder ganarle salvo que empecemos a hablar en casa. No se la edad, pero creo que a los cinco o seis años esto los chicos ya lo tienen que conocer. Porque no se cuando me va a tocar a mi, si a los quince, a los diecisiete o a los  veinte, pero si vos lo venís escuchando en casa desde mucho tiempo, a lo mejor alguien va a poder preguntar, alguien va a poder responder y alguien se va poder salvar”.
Replicar en el entorno. El mensaje es siempre el mismo, “no nos paralicemos, empecemos a tomar conciencia del tema y poner las cosas en el lugar que corresponde”, asegura el profesional.
Es cuestión de replicar el tema en el entorno para darle el lugar que merece.
“Yo tengo que hablar en mi casa; yo tengo que empezar a presionar algo para que se hable en la escuela, en el club, para que se hable donde se reúnen los chicos; y el mercader, el que vende, es el que lleva el revólver para que a mi hijo le peguen un tiro, yo tengo que empezar a pedir que se haga algo en ese aspecto también”.
Según el profesional, muchas veces asusta lo que saben los chicos pero es necesario poner esa información en manos de quien corresponde.
“En manos de alguien para que ese alguien haga algo. Que no somos ni usted ni yo pero si el estado y la policía. Empecemos a pensar esto no sobre el escándalo de estas pobres muertes que realmente es desesperante sino sobre lo que vamos a tejer en el futuro para los chicos”.

No hay comentarios: